Subida Mª Santísima de Araceli

Acontecimiento para la historia de la Hermandad

El veintinueve de noviembre de 2.009, la Junta de Gobierno de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli, en asamblea ordinaria, acordó, por unanimidad, conceder a la Hermandad del Rocío de Lucena,  el honor de  subir a nuestra patrona, a su Ermita de Aras el 13 de junio de 2010.

Fecha que ya es historia en esta Hermandad y que de alguna manera marcará en nuestras vidas rocieras, un antes y un después, dado que fueron mas de treinta años esperando este acontecimiento y que después de una labor mariana de acercamiento a la sociedad lucentina y una mayor integración en todas las instituciones, religiosas y sociales de nuestra ciudad, se nos reconoce y se nos premia con este honor encomendado.

En Lucena poder llevar a nuestra Madre es el honor mas grande que se le puede encomendar a un lucentino y son tantos los que nunca llegan a tener ese privilegio que cuando nos lo comunicaron, fue tal la explosión de alegría y júbilo que difícilmente se pueden expresar, en las frías letras, de cualquier comunicado o artículo, es para vivirlo.

Rápidamente se convocó una reunión extraordinaria de Junta de Gobierno, para fijar las normas y recomendaciones que marca la Archicofradía así como para designar al manijero encargado de mandar a nuestra Madre, siendo elegido por votación de la Junta Don Pascual Ranchal Ramírez, al que se le encomendó la formación de la cuadrilla de una lista de hermanos, comprometidos con la Hermandad, que esta Directiva le proporcionaría.

 

 

En un ambiente de hermandad bajo la dirección de su manijero se llevaron a cabo diversas juntas de santeros en las que se invitó a distintos hermanos significativos así como a los presidentes anteriores a esta Junta de Gobierno. Verdaderamente, de todas, tenemos unas vivencias inolvidables, destacando la llevada a cavo en nuestra casa de hermandad en la Aldea del Rocío. Fue un junta familiar durante el último fin de semana de febrero, día de Andalucía, en ella además de la tradicional junta de santeros vivimos una entrañable Eucaristía oficiada por nuestro director espiritual del Camino Don Antonio Barragán Calderón, en el patio de la casa como acción de gracias, en la que se ofrecieron los símbolos mas característicos de la santería:

La Almohadilla:

Paño de tela que envuelve y protege mullida lana,
paño que con su ternura ayuda a poder llevarla,
Madre de los lucentino, Tú eres bendita almohada
que con tu amor nos alientas y amortiguas nuestra carga.

Horquilla:

Vara terminada en hierro que al trono firme mantiene,
vara que a la Virgen guapa esplendorosa sostiene,
varas son los lucentinos que firmes tu amor defienden,
varas que ofrecen Señora todo el cariño que tienen.

Cuña:

Madera de olivo viejo que a  "tos" los hombres iguala,
madera que no distingue de colores o de razas,
madera que en esta vida tan desigual va cortada,
madera ¡ay madre mía!  cuanta madera en el mundo falta.

Campana:

Campana que con sus sones tus hijos te van llevando,
campana que de rocio este año se ha mojado,
campana que en su repique,  repite cuanto te amamos,
campana,….mil corazones en Lucena  va forjando.


Si todo ello, forman parte de recuerdos inolvidables, el trece de junio, un día primaveral, después del día grande de Pentecostés, El Espíritu Santo nos ilumino llenando nuestras vidas de luz al permitirnos llevar  a su Bendita Madre, Araceli (Altar del Cielo) hasta su casa, en el cielo de nuestra ciudad, Ermita  Sierra de Aras.

Los miembros de la hermandad, mayoritariamente, acompañaron a nuestra Patrona hasta las puertas de su casa, en un cortejo solemne, de respeto pero con la alegría con la que a los rocieros se nos identifica. El cortejo lo abría alrededor de cien caballistas a la convocatoria de nuestra hermandad, que algunos acompañados a la grupas por bellísimas lucentinas daban un punto de color y belleza inigualable. Como inigualable fue la dedicación de nuestras guapísimas rocieras que ataviadas con sus mejores trajes, no dejaron de vitorear a nuestra Madre y a sus santeros con infinidad de sevillanas que durante meses habían preparado con todo mimo para engrandecer a la Virgen de Araceli, sus santeros, la hermandad y su pueblo de Lucena.

Terminaba la comitiva, en lo que al Rocío se refiere, con dos carrozas hechas para acompañar a la romería y que llevaba a los que tenían mas dificultad para andar los seis kilómetros que separan a Lucena de la Ermita, eran los mayores, la experiencia de nuestra hermandad a los que debemos esta suerte y a los que les estamos agradecidos y los niños, sabia nueva que algún día, no muy lejano, tomaran el timón de esta nave para llevarla a puertos mejores, siempre con el amor de nuestra Bendita Madre, llámese Araceli o Rocío, siempre será la Madre de Dios.

¡VIVA LA VIRGEN DE ARACELI! ¡VIVA LA VIRGEN DEL ROCÍO!
¡VIVA EL PASTORCITO DIVINO! ¡QUE VIVA LA MADRE DE DIOS!