Simpecaos

La Hermandad de Lucena ha tenido cuatro Simpecados. El primer Simpecado con el que la Hermandad de Lucena se presentó ante la Virgen del Rocío fue en el año 1972, fue confeccionado en Lucena por artesanos de la localidad, se trataba de un guión de pequeñas dimensiones debido a la necesidad con urgencia que se hizo para poder hacer dicha presentación del año 1972. El guión en color blanco, muy sencillo lleva incorporada una estampa de la Virgen y a los lados el castillo y la estrella como símbolos de la ciudad de Lucena. Se conserva en la sede de la Hermandad.

El segundo Simpecado que tuvo la Hermandad es del año 1973, de raso blanco, bordado en oro, con la Virgen en el centro pintada en un lienzo. Fue confeccionado íntegramente en unos talleres especializados en Madrid, se pidió por catálogo sobre un diseño establecido por estos talleres. La Virgen que lleva este Simpecado se pintó en estos talleres sobre una estampa o imagen copia de la imagen de un Simpecado de Córdoba que existió en la antigüedad y que luego la Hermandad de Córdoba utilizó. Este segundo Simpecado se presento ante la Virgen desde el año 1973 al 95 y luego se volvió a presentar después, debido a que el siguiente Simpecado se rompió, hasta el año 2007 que se bendijo el Simpecado actual. Este segundo Simpecado se conserva en la Parroquia del Carmen en un retablo detrás del Simpecado actual.

 

El tercer Simpecado que ahora no tenemos por que fue desarmado para restaurarlo fue bendecido el 30 de abril de 1995, habiéndose tardado cuatro años y seis meses en su confección. Su diseño incluido el de los trabajos de orfebrería, se debe al hermano Antonio Budia Sabán, correspondiendo la platería a los talleres de Juan Angulo Servian.

Representa un retablo barroco, donde se conjuga el oro y la seda sobre fondo de terciopelo rojo Burdeos, como color propio de la liturgia de Pentecostés. Con este diseño se ha querido evocar el antiguo altar de la ermita del Rocío, incluidos la cornisa y friso que lo superan. Y el lugar destinado a camarín de la Señora, la parte central del de Nuestra Señora de Araceli de su Santuario lucentino, donde va instalada la Virgen del Rocío.

La talla de 30 centímetros de altura, con su terno completo de oro y seda y el manto bordado en terciopelo blanco, con el escudo de Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, donde radica la Hermandad.

El terno y la propia Imagen fueron realizados por Antonio Budia. La Imagen lleva los atributos de reina, realizados en plata sobredorada. En la parte superior, otra capilla, la del Crucifijo, con el Cristo Glorioso, signo de la victoria de Jesucristo sobre la muerte y a cada lado los escudos de armas de la ciudad de Lucena y su hermandad rociera. Otras dos capillas completan el Simpecado, con las imágenes de San Miguel, que representa al Antiguo Testamento (el pecado original) y San Juan, al Nuevo y a la Iglesia Universal. El resto se ornamenta con motivos florales y una corte celestial de ángeles y querubines. Se corona con un medallón de plata con el Espíritu Santo.

El Material fue costeado por la Hermandad y hermanos devotos y el trabajo donado por el autor. En el camino se estropeó y ha tenido que ser restaurado en su totalidad, teniendo que optar por otro diseño de menos peso.

 

El que actualmente llevamos al camino y a la aldea fue bendecido el sábado 23 de junio de 2007. Visitó por primera vez la aldea del Rocío en la misa de octubre del mismo año y su primer camino fue en mayo de 2008. En color rojo con bordados en oro en el centro lleva la pintura de la Virgen y a los lados lleva el escudo de la ciudad de Lucena y al otro lado el de la Parroquia de Ntra. Señora del Carmen de Lucena.

 

El Simpecado se porta sobre una carreta tirada por mulos. La Hermandad ha tenido en su historia dos carretas, una de madera pintada en blanco y oro, terminada el 1 de Febrero de 1978 creada por Manuel Arroyo Puech, y la segunda, de plata, confeccionada por el taller de los Hermanos Gradit de Lucena.

 

Durante todo el camino el Simpecado nunca se queda solo, los peregrinos van detrás de promesa, en silencio y/o descalzos.